
Violencia ecologica

La violencia que el hombre ejerce sobre su medio ambiente se conforma en todos los ámbitos del planeta, no sólo en los recursos renovables y no renovables, ni en las distintas especies animales y vegetales amenazadas. La inminencia de una crisis ecológica del planeta no es algo remoto, pues de no revertirse las tendencias actuales la situación de alto riesgo se presentaría en dos o tres décadas.
TEXTO:
Las transformaciones que dieron pie a la era industrial, entre las cuales podemos destacar el paso de una economía cerrada a una abierta, la ampliación de canales y estructuras políticas, y los procesos de secularización inauguraron un mundo cada vez más moderno que, a pesar de los adelantos científicos y técnicos, fue incapaz de prever el distanciamiento cada vez mayor entre el modelo de desarrollo adoptado y el medio ambiente.
Se impulsó de manera desenfrenada una industrialización a toda costa basada en el sistema capitalista que, hasta 1968, parecía no tener límite en su crecimiento.
Sin embargo, el crecimiento exponencial de la población, aunado a la depredación de los recursos no renovables y el deterioro de los recursos renovables marcan el inicio de una nueva era en donde la propia existencia humana se ve amenazada. Varios teóricos, entre ellos Ehrlik y Holdren, Meadows, Heilbroner e incluso el mismo Víctor Urquidi han establecido un futuro catastrófico.
La finalidad de este trabajo es mostrar cómo la lógica económica ha prevalecido y dominado a criterios proteccionistas del medio ambiente, dando lugar a una polarización extrema que ha conducido a la llamada violencia ecológica, en la que el hombre se ha convertido en depredador del mundo que le rodea, al favorecer un modelo de crecimiento sostenido pero no sustentable.
Auge económico-deterioro ambiental
Situándonos en una perspectiva temporal, podemos asegurar que la revolución industrial fue el pivote que desató no sólo un auge económico, científico y técnico, sino también el uso extensivo e irracional de los recursos naturales.
Durante varios lustros, la modernidad, entendida como la relación Democracia-Mercado-Secularización hizo a un lado, por considerarlas obsoletas y anticuadas, varias técnicas ancestrales de conservación y renovación de los recursos. Frente al modelo de desarrollo acelerado, industrial, de ganancia, el modelo agrícola tradicional de ciclos y rotación de cultivos fue perdiendo no sólo espacio físico sino también tecnológico.
Las primeras industrias utilizaron el carbón como único energético y aunque provocaban grandes cantidades de gases, eran tan modestas sus dimensiones y tanta su dispersión que no tuvieron un impacto inmediato en el medio ambiente.
Sin embargo, el crecimiento extensivo de esta nueva forma productiva, aunado al uso inadecuado y a la explotación intensiva y sistemática de los recursos naturales, se fue dando de manera incontrolada, sin poder prever lo que hoy para nosotros se presenta como un futuro incierto.
Durante varios años, la imagen de cientos de chimeneas arrojando humo representó el progreso y la consolidación de poderío económico. Fue éste el símbolo de una nueva época civilizatoria que dejaba atrás cualquier atadura al pasado tradicional y obsoleto, pero que también era portadora de otros males: la marginación, la pobreza y la crisis ecológica del planeta.
El proceso de industrialización no sólo fue en aumento, sino que en la mayoría de los países su crecimiento fue poco planificado, dando pie a resultados terribles que empeoraron las condiciones ambientales.
Hoy, dos procesos cobran fuerza a nivel mundial: la globalización y la interdependencia, los cuales han logrado generalizar las formas de producción y consumo. Se pretende así crear un mundo cada vez más interrelacionado en donde no sean visibles particularidades, tanto a nivel económico como a nivel político, social y cultural. Se intenta crear patrones homogéneos en estructuras, valores y normas.
Pero, aun cuando la globalización plasma su ejemplo más claro en la esfera económica, sin proponérselo muestra la otra cara de la moneda en la que los problemas ambientales no pueden ser aislados y vistos hoy sólo en su dimensión regional o nacional, sino que la problemática ambiental se convierte en un asunto global en donde todos estamos inmersos.
De esta forma, los resultados de la violencia al medio ambiente ponen en jaque al hombre, sin distinción de sexo, raza o religión. La dimensión hombre-naturaleza se ve cuestionada, pues si bien como especie nos hemos caracterizado por dominar y hacer nuestra a la naturaleza, parece que hoy ella nos juega una mala pasada, convertida en una fuerza destructiva que no podemos controlar.
¿El planeta en peligro?
La violencia que el hombre ejerce sobre su medio ambiente se confirma en todos los ámbitos del planeta, no sólo en los recursos renovables y no renovables, ni en las distintas especies animales y vegetales amenazadas. La inminencia de una crisis ecológica del planeta no es algo remoto, pues de no revertirse las tendencias actuales la situación de alto riesgo se presentaría en dos o tres décadas.
Queda claro que el predominio del desarrollo sobre criterios conservadores del ambiente se origina en un modelo que "equivale a destruir su capacidad de autosuficiencia material y espiritual, es decir, su habilidad para dotarse por sí mismo de alimentos, energía, agua, instrumentos y otros satisfactores, así como de ideas, inspiraciones, sueños y proyectos de vida". [1]
La racionalidad de este modelo pretende la eficacia económica sin restricciones y la maximización de la ganancia, y privilegia el cálculo de costo-beneficio, sin jamás detenerse a reflexionar en la diversidad intrínseca de los ecosistemas, en el equilibrio ecológico y sus propios ciclos naturales.
Cuando hablamos de deterioro ambiental es necesario establecer cuáles son los espacios que más problemas presentan. Pretendemos exponer algunos rubros que muestran de manera clara los graves daños a nuestro entorno:
Urbanización. Aunado al proceso de industrialización las grandes ciudades van ganando espacio. Uno de los problemas más relevantes del deterioro ambiental es la acelerada urbanización, que hoy adquiere dimensiones devastadoras al construirse precipitadamente ciudades densas y nuevos barrios. Los hombres y las actividades se concentran, y en la periferia de las ciudades, casi siempre, se alzan inmensas zonas industriales entrelazadas con cinturones de miseria.
Esta concentración lleva a la destrucción y al empobrecimiento del medio ambiente, pues la falta de planeación urbana y la carencia de servicios básicos dan pie a un crecimiento caótico y desenfrenado.
Claros ejemplos de este fenómeno son: las cayampas chilenas, las fabelas brasileñas, las ciudades miseria de Argentina y, en México, las ciudades fronterizas que ante el auge de la maquila han crecido como monstruo de dimensiones impresionantes con un grave costo ambiental. Este no es un fenómeno privativo de economías atrasadas, pues también el proceso urbanizador desordenado ocurre en países desarrollados y ex socialistas, por ejemplo, en los Estados Unidos a causa de la urbanización se pierden 5,000 km² de tierras. [2]
Aire y agua. El modelo de desarrollo adoptado propició que las distintas industrias arrojen gas carbónico a la atmósfera de manera constante. Su índice ha aumentado en un 15% debido a la combustión de carbón y de petróleo (5 por 10E15 grs. anuales). Incapaz de digerir estos volúmenes, el aire se contamina, debido, sobre todo, a la regresión de los bosques que desempeñan una función reguladora al absorber este gas a través de la fotosíntesis. [3]
Así, como resultado de la industrialización, la atmósfera de la ciudades se transforma en un "coctel" de contaminantes difícil de medir y contrarrestar. Por ejemplo, el famoso smog viaja
Las industrias químicas, por su parte, vierten en el medio ambiente cientos de compuestos no biodegradables. El nitrógeno procedente de los abonos agrícolas se acumula peligrosamente en el aire y en el agua. Los metales pesados que están presentes de forma habitual en cantidades ínfimas se concentran peligrosamente en el mar afectando las cadenas alimenticias.
Ejemplos de contaminación en los mares se pueden apreciar con el suicidio masivo de ballenas, la destrucción de la barrera de coral en Australia y los resultados de las pruebas nucleares en los atolones del Pacífico.
Tierra. El planeta se encuentra en grave peligro de desertificación. La tala de árboles, el agotamiento de los pastos y los tratamientos agrícolas inadecuados provocan la erosión de inmensas superficies de la tierra. Estas al no ser productivas para la agricultura se transforman lentamente en desiertos. Desde hace un siglo, en el mundo se han destruido 20 millones de km2 de tierras cultivables. Sólo en Africa el desierto ha avanzado
Peligro de extinción de especies animales y ataque a la biodiversidad. Aunado a estos factores, las especies amenazadas por el hombre se ven en peligro de extinción. En los tres últimos siglos se han extinguido, debido a la acción del hombre, 101 especies y subespecies de aves y 62 de mamíferos. En la actualidad existen unas 250 especies y subespecies de reptiles, aves y mamíferos cuyas poblaciones, reducidas ya a un número de ejemplares relativamente pequeño, están seriamente amenazadas de extinción. [6]
Atacar el mundo animal implica poner en peligro la biodiversidad del planeta.
Energía. Junto con todos estos graves asuntos, nos encontramos con el irracional gasto de energía que ocurre en nuestro planeta. Al respecto, sabemos que son los países más industrializados los que consumen en términos absolutos el mayor volumen de energía.
Se calcula que en las sociedades modernas industriales el consumo de energía por habitante, medido en kilocalorías, es de 230,000 mientras que en las sociedades agrícolas es de 26,000. La leña,el carbón y el petróleo han sido los combustibles característicos utilizados. Los principales efectos contaminantes debido al uso de estos energéticos se manifiestan en la lluvia ácida y en las emisiones aéreas de óxidos de nitrógeno y ácido nítrico. En México, 20 millones de habitantes utilizan la leña como fuente energética, con todas las implicaciones contaminantes que ésta acarrea. [7]
Crecimiento de la población. Un problema adicional es el crecimiento de la población, pues si bien la densidad actual de 26 habitantes por km2 es muy baja y aunque debemos suprimir todas las zonas inhabitables, desiertos, tundras boreales, etc, la distribución irregular de la población provoca impactos devastadores. Adicionalmente, desde principios de siglo, la población mundial se ha triplicado y muestra una tendencia de crecimiento exponencial. (Véase Gráfica 1)
Gráfica 1. Crecimiento de
Ante este panorama que se presenta como poco alentador, queda claro que lo que se pone en peligro es la calidad de vida del hombre y su propia supervivencia. Hemos favorecido el desarrollo económico a costa del deterioro ecológico, sosteniendo un modelo en el que hoy se revela como el victimario del futuro en aras de un crecimiento acelerado a corto plazo.
Mediante estos ejemplos hemos tratado de mostrar la fragilidad de la vida humana y de su entorno.
Diferentes corrientes de análisis y solución
Es a partir de los años sesenta y setenta cuando se cuestionan los límites del modelo adoptado, un análisis frío y calculador mostraba la tendencia exponencial de la degradación y extinción de los recursos naturales. Ante esta perspectiva, varias escuelas han aportado sus enfoques y entre ellas destacan:
El Club de Roma, que elabora un estudio interdisciplinario sobre la problemática del crecimiento de la población versus los recursos naturales existentes. Escuela de corte neomalthusiana, que establece el crecimiento geométrico de la población frente al crecimiento aritmético de los recursos del planeta. [8]
Si bien este grupo culpó al crecimiento demográfico, la segunda escuela demostró que la responsable del deterioro ambiental era la tecnología, pues los grandes avances de la industria, al aumentar la producción, provocaron un alza de la demanda de bienes de consumo pero también de la contaminación, tanto agrícola como industrial y doméstica. Este grupo propone el regreso a un paraíso verde donde ni la ciencia ni la tecnología pudiesen destruir nuestro entorno.
Alrededor de esta postura se unieron varios políticos socialistas que señalaban como único culpable al capitalismo, pues éste no sólo explotaba a las fuerzas productivas sino que aniquilaba al medio ambiente.
En nuestra opinión, es cierto que el modelo capitalista jamas observó los costos ecológicos pero también quedó muy claro después de las revoluciones de "terciopelo" de 1989 [9] que el modelo socialista existente tampoco había considerado a la naturaleza como un elemento vital en la reproducción humana. Muy al contrario, los viejos métodos y tecnologías adoptados en sus industrias de economía centralizada habían deteriorado el ambiente, en varios rubros, a una escala mayor que en los países de Occidente.
La tercera gran escuela surge a partir de la posición adoptada por Naciones Unidas en
Aun cuando esta escuela no ha podido unir la visión económica y la ambientalista de manera clara y con propuestas concretas, para nosotros es necesario recuperar el concepto de manera dinámica, esto es, de forma que dé cuenta de las distintas esferas y que elabore una unidad de análisis mediante un enfoque integrador.
Muchas han sido las críticas al modelo sustentable, desde ser producto de imposiciones de organismos internacionales, hasta clasificarlo como utópico e irreal.
Sin embargo, el desarrollo sustentable pretende estimular, ante todo, el desarrollo humano, sus posibilidades de crecimiento y auge económico, mediante un uso racional de la naturaleza, aprovechando las instancias técnicas y científicas, y tomando en cuenta los valores, criterios y normas de la población.
El análisis del desarrollo sustentable contempla la distribución desigual del deterioro ecológico, al deterioro ambiental como problema público, el sentido global del medio ambiente, el cálculo de los costos ecológicos en el desarrollo económico, las distinciones campo-ciudad, la preservación versus la conservación y las nuevas tecnologías, entre otros elementos.
Es entonces a partir de esta escuela que se reelaboran visiones de sociedades y proyectos del futuro, de compromisos frente al medio ambiente y de nuevas dinámicas de desarrollo.
Así, hoy más que nunca, los problemas ambientales al igual que el comercio internacional son vistos desde la perspectiva global. Las negociaciones del nuevo "orden" mundial acerca de las principales cuestiones comerciales están atravesadas, aún cuando no se desee, por los planteamientos ambientales. Se puede hacer un análisis detallado del Acuerdo General de Aranceles (GATT) del Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLC) o en la misma Organización de Países Desarrollados (OCDE), [12] en los que se puede ya observar la importancia fundamental de las cuestiones ambientales en la nueva conformación mundial.
Nos toca a nosotros, los ciudadanos, ejercer la presión necesaria para que estos acuerdos no dejen ya como segundo apartado la cuestión ambiental. No obstante, debemos entender que la problemática ambiental y su solución no es sólo labor gubernamental, sino que conlleva también la sensibilización, concientización y práctica cotidiana de la sociedad civil.
Propuestas alternativas
Ante la violencia que el hombre ha ejercido sobre el medio ambiente al favorecer el desarrollo económico sobre la calidad de vida, pensamos que es impostergable una nueva racionalidad que observe, analice y se apropie de los recursos de una nueva manera, bajo una nueva dinámica.
Ante los terribles datos y caóticos panoramas, y frente a la certidumbre de que si esta lógica de desarrollo continúa nuestros recursos se agotarán en dos o tres décadas, no podemos seguir observando nuestro entorno de una manera poco comprometida sin hacer absolutamente nada, con la visión fatalista de que ese destino nos va alcanzar.
Es necesario que se introduzcan nuevos valores, normas e instrumentos que favorezcan una nueva y mejor manera de apropiación de los recursos.
Poner en marcha al desarrollo sustentable como instrumento que mejora la calidad de vida tendrá resultados inmediatos no sólo en la esfera económica o ambiental, sino también en la esfera social y política.
Proponemos fomentar de manera constante la introducción y uso del cálculo de los costos ecológicos en las distintas fuentes de producción y respetar los viejos ciclos naturales de renovación, que junto con la ciencia y la tecnología de punta darán excelentes resultados.
La situación actual requiere de medidas urgentes en todos los sectores: científico, cultural, económico y político. Está en peligro el equilibrio ecológico del planeta, pero también la herencia que dejaremos a las futuras generaciones.
"Es dentro del marco de las imágenes convergentes del hombre, proporcionadas por recientes desarrollos científicos y culturales, que buscamos visiones de un futuro que permitan al hombre sobrevivir con dignidad y armonía con su ambiente". [13]
Así, la ciencia y la tecnología son indispensables para lograr estas metas. Tenemos a la vista los efectos positivos de su desarrollo, hagamos que trabajen a nuestro favor en la conservación y mejoramiento ambiental. Estas sólo pueden tener éxito mediante su integración con la cultura y con el respeto a los valores y creencias de las distintas poblaciones. Es mediante la educación ambiental como podemos producir un cambio importante en los comportamientos y actitudes hacia el medio ambiente.
Además, y de manera fundamental, es necesaria el estímulo de una tolerancia que permita la cooperación conjunta y que promueva ésta desde este ámbito los derechos humanos y la dignidad humana.
Se trata, entonces, de crear una visión que integre una viabilidad económica, una rentabilidad social y una factibilidad ambiental cuyas consecuencias implicarían un uso racional de nuestro entorno y nuevos modelos de utilización para satisfacer necesidades reales, presentes y futuras.
CITAS:
[*] Profesora-Investigadora del Depto. de Sociología, UAM-A.
[1] Toledo, V.M., "Modernidad y Ecología", en Nexos, núm. 169, enero 1992, México. p 58.
[2] Cfr. Leguy, E., "
[3] Cfr. Leguy, E., "
[4] Datos obtenidos en el Seminario: Ciudades Sustentables. Impartido en
[5] Datos obtenidos en el Seminario: Ciudades Sustentables. Impartido en
[6] Cfr. Margalef, R. Ecología, Editorial Planeta, Barcelona, 1992, p. 56-57.
[7] Datos proporcionados por el Dr. García Chávez en el Seminario: Ciudades Sustentables, impartido en
[8] Cfr. El Club de Roma, Los límites del Crecimiento, junio 1978. Hacia mediados de los años setenta la política de planeación familiar en los países del tercer mundo fue resultado del impacto que causó el análisis de este grupo.
[9] Es necesario aclarar que bajo este concepto se ocurren las revoluciones de Rumania, Checoslovaquia, Hungría, entre otras.
[10] Comisión Nacional de Medio Ambiente y Desarrollo, 1988.
[11] Esty, D., "Beyond Rio: Trade and the Environment", Environmental Law, vol. 23, núm 2,
[12]
[13] Declaración de Vancouver. Simposio sobre Ciencia y Cultura para el Siglo XXI: Agenda para